
Eso sí: hay que tener clarísimos los límites y las reglas de la relación
En general todos tomamos nuestra decisiones en función de las emociones que sentimos en todos y cada instante. Por lo menos, lo hacemos así cuando no pensamos que sean resoluciones demasiado esenciales o bien en el momento en que nos dejan sentir esa emoción ya antes de apelar a nuestra mente racional.